Acerca del informe Colletions 20-30 de la Museums Asociation
En esta crisis epocal, es habitual tratar de sus consecuencias en el sector de los museos centrándose por ejemplo en el impacto de las nuevas tecnologías y de las múltiples y variadas formas en que actúan sobre la difusión y relación con sus públicos, pero no es muy habitual enfocar la discusión hacia las colecciones. También se generalizan los análisis que concluyen que el nuevo papel que el museo tiene que jugar consiste en volver hacia su función social y comunitaria. Si bien los objetos custodiados en los museos son el corazón de estas instituciones, son los objetos reales el verdadero atractivo del museo y pese a que en la gestión de las colecciones se invierten buena parte de los recursos, no encontramos reflexiones sobre como está siendo afectada por los cambios la gestión de las piezas y las respuestas que se están dando para adaptarse a los mismos.
Museums Asociation (MA) presentó en marzo un informe con una serie de recomendaciones que sirve para “organizar una estrategia” a los diferentes agentes implicados en las instituciones museísticas durante la próxima década. De la noticia colgada en su web y de los enlaces de la nota es de donde extraemos y reflexionamos de forma libre, resumiendo la información.
El informe es el resultado de un estudio llevado cabo durante los pasados meses y que se basa en las más de 1.000 respuestas a un informe previo repartido entre los diferentes agentes implicados en el sector de los museos del Reino Unido (véase enlace con acceso al pdf)
El informe está redactado para que los agentes que orbitan en torno a los museos, esto es: los gestores, los diseñadores de las políticas de las instituciones y quienes los financian, (no olvidemos que estamos el Reino Unido) se sirvan de este documento como referencia para adaptarse en la próxima década. También pretende servir para que el personal de los museos, se aclimate al nuevo escenario y sea la fuerza para que descubran las historias contenidas en las colecciones y así, liberar su potencialidad social. Porque de lo que trata Empowering Collections, significativo título del informe, es de emplazar a los museos, los financiadores y los responsables de la formulación de políticas, a trabajar juntos para garantizar que las colecciones de los museos sean empoderadas, relevantes y dinámicas. Términos estos con un significado y una radicalidad en su planteamiento que cómo todo lo que está ocurriendo en estos momentos de cambio son motivo de desajustes y de polémica.
El punto de partida del estudio es que los museos y sus colecciones tienen como misión la búsqueda del beneficio público. Hasta hace poco se daba por hecho que con la adquisición, la conservación y la documentación de las colecciones, se colmaba su función social; la cuestión es que hoy la sociedad requiere además la comprensión y también la participación. El estudio lo tiene bien presente estas demandas de la sociedad y se articula en tres temas que focalizarán el futuro de las colecciones para los próximos diez años
El primero de los temas es el empoderamiento; el planteamiento es que el museo tiene que participar en las discusiones que la sociedad ha abierto en aspectos como la trasparencia, la libertad de expresión, la acción ambiental, o la justicia social y para ello sus colecciones han de volverse a leer de forma crítica, permitiendo las diferentes puntos de vista que sobre ellas puedan aportar colectivos comunitarios diversos. El espectro es amplio, desde investigadores o artistas hasta colectivos marginados como los sin techo o activamente reivindicativos como los LGTB+. Dentro de este tema el informe incluye la cuestión de la descolonización, aspecto que quizá en nuestro entorno peninsular no es notorio, pero sí la referencia a lo impropio de muchos de los mensajes que los museos asocian a los objetos expuestos que pueden estar muy lejanos a la sensibilidad y ética actual.
El segundo tema al que se enfrenta las colecciones es el de su relevancia. Ser importante para el público puede ser un concepto que mute constantemente en función de las tendencias o de los avances tecnológicos. La clave está en que el museo responda a la pregunta ¿ser relevante para quién? Lo que nos lleva al asunto de las personas, los grupos y las comunidades hacia los que el museo quiere dirigirse a través de sus colecciones; escucharles y responder a estos colectivos de forma que las piezas, que el museo, puedan ser significativas para ellos. La ampliación de sus colecciones es también una cuestión involucrada con la relevancia en cuanto que es necesario estar al día en nuevas técnicas, en los nuevos objetos generados ya por los “nativos digitales”. Más en general la política de adquisición de nuevas piezas puede ser parte estratégica de la institución, haciendo participes a colectivos en la selección de las piezas, poniendo interés con lo que se va generando y en la recopilación del presente, aspectos que aporten vida y perduración al museo. El informe inquiere al museo a tomar riesgos con las colecciones y replantearse aquellas normas y medidas que regulan su uso y mantenimiento pero están entorpeciendo la relación con los públicos, las respuestas y nuevas interpretaciones que pueden surgir.
El último tema con el que se estructura el informe se denomina “la colección dinámica”, que a su vez se divide en tres aspectos: gestión del conocimiento de las colecciones, racionalización de las mismas y su almacenamiento. Se describe la situación actual como un desfase entre el número objetos coleccionados y el entendimiento que obtenemos de los mismos; se trata de gestionar las colecciones de forma que sea compatible con la estrategia general de la institución, de obtener impacto social y procurar la participación de las personas. Con respecto a la gestión del conocimiento se trata de traspasar los pequeños círculos de expertos hacia redes de especialistas que ya existen. Por otra parte la racionalización de las colecciones remite a una cuestión abordada desde hace años por los británicos y que trata de buscar medios para evitar las coincidencias, duplicaciones entre colecciones y para desprenderse o reubicar objetos de tal forma que la colección no signifique un lastre, de espacio o de presupuesto que impida al museo moverse. Este problema se materializa en el almacenamiento que satura instalaciones y estructuras del museo e impide renovar sus fondos con elementos actuales. Las soluciones adoptadas desde hace ya décadas pasan por la gestión del almacén a imitación de los centros logísticos y alimentarios, la concentración de los depósitos de varios museos.
Los tres temas de actuación conllevan cambios organizativos; el informe llega a indicar que suponen incluso un cambio de cultura del museo, mayor vinculación entre las áreas organizativas, entre los conservadores y los profesionales que están más cerca del público. Dado que las funciones en torno a las colecciones se está viendo mermadas en favor a otras actividades del museo se ve la necesidad de aumentar las habilidades del colectivo de conservadores y, en las tareas de conocimiento, la búsqueda de nuevos enfoques más cooperativos, también un aumento en la en confianza en los conservadores para la aplicación de criterios de racionalización de los fondos. Estos cambios durante la próxima década requiere el mantenimiento económico de las acciones emprendidas para que no se queden en iniciativas puntuales sin efectividad. Empowering Collections propone un enfoque estratégico que permita a cada museo descubrir las historias que las colecciones guardan, ensanchar la participación de los públicos y mantener la relevancia de la institución a largo plazo.
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