Dentro de muy poco, el Master de Arquitectura y Patrimonio (MARPH) va a cumplir 20 años. Comenzó su andadura como título propio de Escuela de Arquitectura de Sevilla y a partir del 2006 pasa a ser titulación oficial, es decir reconocida a nivel europeo.
Espiral comenzó su colaboración en el Master hace ahora unos diez años, cuando Maribel Rodríguez (que soy yo) junto a Isabel Luque, del Departamento de Formación del IAPH, empezamos a encargarnos de la tutorización de los trabajos del Módulo de Dinamización, sobre usos e interpretación del patrimonio.
A simple vista parece sorprendente que esta titulación haya podido durar tanto tiempo y que llegue a nuestros días como una oferta educativa esperada, muy bien valorada (sirva como ejemplo el reportaje publicado por el Mundo el 19 de Junio de 2013, en el que aparece citado como uno de los 5 mejores en el tema de Patrimonio Artístico) y que sigue llenando en cada una de sus ediciones.
¿Por qué?. Pues supongo que cada uno tendrá su opinión y yo voy a intentar plantear lo que a mi juicio son alguno de sus principales aciertos.
En primer lugar el Master nace vinculado a una institución patrimonial independiente de la formación reglada, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, en la que desde el principio se encuentra su sede. Esto supuso, que siempre han estado presentes en la comisión académicas diferentes perspectivas, algunas más académicas y otras más prácticas, lo que a mi juicio es uno de los elementos que más aporta al master. Actualmente, además de ésta institución, el master colabora también con el Patronato de la Alhambra y el Generalife, que también se ha convertido en sede.
El mismo criterio de mezclar teóricos y prácticos del patrimonio, se aplica también al profesorado, que además, vienen de los campos más diversos: arquitectura (la mayor parte), pero también abogacía, conservación, restauración o museología e interpretación del patrimonio (mi caso), etc., y que integra tanto profesores universitarios, como profesionales, lo que permite que los participantes se empapen tanto de la teoría de nuestra disciplina, como de la más cruda y poco romántica realidad de la práctica profesional. Además, dando un paso más, el profesorado también es de lo más heterogéneo en cuanto a la forma de entender el patrimonio o teoría que profesa. Esta es a mi juicio una de las grandes riquezas del MARPH, realmente se vive el patrimonio como algo poliédrico, sujeto a discusión. Es curioso, como todos los años se repite la queja de alguno de los participantes que ha escuchado a diferentes profesores defender posturas absolutamente contrarias, y cada año, yo vuelvo a decirle que con el tiempo se dará cuenta, de que esa aparente contradición le ha ayudado a decidir cuál es su criterio de una forma consciente y reflexionada.
Esta misma apuesta por pluridisciplinareidad se da también entre el alumnado, por lo que es habitual que en cada edición encontremos arquitectos, historiadores, ingenieros de edificación , historiadores del arte, geógrafos, periodistas, etc. Esta es una realidad con la que jugamos los profesores, que en los casos de trabajo en grupo apostamos por que se mezclen las formaciones, con lo que conseguimos unos resultados más ricos y profundos habitualmente.
Para finalizar, creo que la otra virtud que tiene este Marter y que explica su longevidad y éxito es que aquellos que lo cursan tienen que trabajar como mulos. Sé que es una expresión poco elegante y quizás nada adecuada para hablar de una formación de postgrado, pero es que tras intentar buscar otra forma de decirlo, lo cierto es que es la que más elocuente y expresiva me parece. Porque en serio, si entras en el MARPH, tienes que ir muy motivado, porque no se trata sólo de la asistencia, o las pruebas académicas… Es que es una formación muy práctica, y hay momentos en que puedes encontrarte haciendo tres trabajos a la vez y todos con un nivel de exigencia importante.
A lo largo de este tiempo por mis manos han pasado algunos trabajos mediocres, muchos correctos y algunos otros francamente brillantes… pero sobre todo en este tiempo he visto como muchos alumnos del master han cambiado su percepción sobre lo que es el patrimonio y como se trabaja, muchas veces hasta a su pesar.
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